Acantosis Nigricans en niños y adolescentes: Una señal importante a considerar
La acantosis nigricans, a menudo vista como un trastorno que afecta a adultos, también puede presentarse en niños y adolescentes, lo que indica preocupaciones de salud subyacentes.
Esta condición se caracteriza por el oscurecimiento y engrosamiento de la piel en áreas como el cuello, las axilas, los nudillos, los codos, las rodillas y las ingles, y su apariencia rugosa puede causar preocupación en los padres.
La acantosis nigricans no es una infección ni es contagiosa. Algunos niños tal vez tengan una leve picazón, pero excepto por eso, la acantosis nigricans no produce ningún daño. Aun así, el médico hará análisis para descartar problemas médicos que requieran tratamiento.
Una de las principales causas de la acantosis nigricans en niños y adolescentes es la obesidad, que puede estar relacionada con la resistencia a la insulina. Esto significa que el cuerpo no responde adecuadamente a la insulina, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro. Además, puede indicar trastornos hormonales, como el síndrome de ovario poliquístico en niñas.
El diagnóstico precoz es esencial, ya que puede ayudar a abordar las causas subyacentes y prevenir complicaciones a largo plazo. Los médicos pueden realizar pruebas para evaluar la resistencia a la insulina y otros problemas de salud relacionados.
En la mayoría de los niños y adolescentes el mejor tratamiento a menudo implica cambios a una dieta más saludable, hacer mucho ejercicio físico y en algunos casos, cambio, ajuste o eliminación de algunos medicamentos.
Educar a los niños y adolescentes sobre la importancia de un estilo de vida saludable es fundamental para prevenir futuros problemas de salud relacionados con la obesidad y la resistencia a la insulina.
En resumen, la acantosis nigricans en niños y adolescentes no debe pasarse por alto, ya que puede ser un marcador temprano de problemas de salud graves. La detección y el manejo temprano son esenciales para abordar las causas subyacentes, como la obesidad y la resistencia a la insulina, y reducir el riesgo de complicaciones médicas a largo plazo.
La educación y el apoyo de los padres y médicos desempeñan un papel clave en el cuidado y la prevención de esta afección en la población joven.
Artículo publicado por el Dr. Daniel Agraz, Especialista en Gastroenterología y Nutrición Pediátrica.